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Autor: Alfredo Pareja Díez-Canseco, novelista, historiador y ensayista; n. 1908.
Otras
obras: La casa de los locos, La señorita Ecuador, Río arriba, La
Beldaca, Baldomera, Don Balón de Baba, Hombres sin tiempo, Las tres
ratas, Los nueve años, La advertencia [trilogía], Las pequeñas
estaturas, La hoguera bárbara (novelas); ensayos históricos y
literarios.
Género y corriente: Novela realista moderna.
Estructura: Se divide en 14 capitules numerados.
Sinopsis:
La novela cuenta dos historias paralelas: la de Juan Hidrovo, marinero
ecuatoriano que se ha quedado sin trabajo en Nueva York, y la de María
del Socorro Ibáñez, su mujer quien vive en Guayaquil empleándose en
ocasiones como lavandera y en otras como cocinera privada.
En Estados
Unidos corren los tiempos de la crisis y la ley seca. La multitud de
obreros desempleados pugna por organizarse para luchar contra los
empresarios y Juan se integra al movimiento. En una manifestación,
pierde a su mejor amigo, el venezolano Claudio Barrera. Al buscar a los
demás participantes, se da cuenta de que los han descubierto y debe
abandonar el país. Trata de tomar parte en el contrabando de alcohol
pero lo rechazan por haberse mezclado en política. Al verse acorralado,
emplea sus exiguos ahorros para sobornar a un empleador de marinos y se
embarca rumbo a Ecuador.
María del Socorro, por su parte, ha debido
enfrentar los abusos de su tía, una alcohólica que la explota sin
miramientos, y de doña Florencia, su ex ama, de cuya casa salió para
seguir a Juan. Encuentra trabajo como cocinera en casa de una familia
que la acoge bien pero, por atender a su tía, descuida el empleo y lo
pierde. Lo mismo sucede con el poco dinero que Juan había conseguido
enviarle. Ella enfrenta los desmanes de doña Florencia, quien la ha
vuelto a emplear como lavandera, y de Ángel Mariño, esposo de ésta,
contratista de obras de ingeniería.
Cierto día, la señora Mariño pide
a su empleada que vaya a cobrar su salario a la oficina de su marido.
María del Socorro va, pero al no encontrarlo deja las señas de su
domicilio. Ángel aprovecha el pretexto para ir él mismo a pagarle. Se
presenta en casa de la lavandera y la viola. Después de esa noche, el
amo irá repetidas veces a visitarla, dejándole siempre un pago miserable
por sus "servicios"; incluso invita a uno de sus amigos, a que vaya
también a casa de la muchacha.
María del Socorro recibe carta de Juan
donde éste le avisa su próxima llegada, por lo que la joven se enfrenta
a Mariño y lo expulsa de su casa. Él, en respuesta, hace que su mujer
la despida. El infortunio que Juan y María llevan sobre sí no disminuye.
A su regreso de Nueva York, Juan no logra encontrar trabajo y está a
punto de participar en un robo. Mana ha vuelto a emplearse como cocinera
en la casa donde una vez sirvió, y de este modo evita que su esposo se
desespere.
Tiempo después, Juan logra un trabajo en la construcción
de un muelle, lo que le dará la posibilidad de cumplir las
prescripciones del médico en relación con María, porque ella ha dado a
luz y está muy enferma. Irónicamente, le han recomendado seguir una
dieta a base de carne, leche y huevos, y viajar a la sierra para cambiar
de aire.
Una vez más aparece en su vida Ángel Mariño, contratista de
la obra donde trabaja Juan. María, con el niño en brazos, acude al
muelle en busca de su marido. Al verla allí, con un hijo, el viejo la
insulta y le pregunta el nombre de su marido. En cuanto ella se lo dice,
Mariño da la orden para que Juan sea despedido. La escena final muestra
a María, con su hijo en brazos y ya sin esperanzas, mirando el mar que
arrastra hojas secas.
A pesar de la amplitud geográfica de los
escenarios en que se mueven los personajes de esta novela, la historia
se centra sólo en unos pocos, motivo por el cual se ha calificado El
muelle como "la novela del trópico mestizo, del trópico litoral, de la
realidad mestiza de la costa ecuatoriana". Este hecho intensifica la
denuncia social que impregnan el libro, al exponernos la insoportable
situación que se ven obligados a soportar los trabajadores ecuatorianos,
dentro y fuera de su país y, por extensión, las humillaciones de todo
tipo a que la mayoría de ellos, en cualquier lugar, son sometidos por
parte de sus patrones.
Dramáticamente, la historia de Juan Hidrovo y
su mujer parece confirmar que no hay salida posible para el doloroso
laberinto de lapobreza y el desempleo. Al mismo tiempo, se plantea la
necesidad de extirpar con urgencia a todos los Mariños, como si fueran
un cáncer malsano.
El muelle es un magnifico, dibujo de ambientes y
caracteres, con la fuerza ncesaria para el traslado constante de
personajes en el espacio y en el tiempo.
Dueño de una notable técnica
narrativa, la prosa de Pareja Dìez-Canseco es ágil, objetiva, casi
cinematográfica; mas el autor nunca descuida el aspecto psicológico,
siempre agudo, escudriñador, insistente, además de manejar el diálogo
con seguridad y dominio.
Pero, por sobre todas estas cosas, es una
novela de extraordinario valor humano, de ahí el importante lugar que
ocupa dentro de las letras latinoamericanas.
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